El aprendizaje de un país: Lección 2
ERRADICANDO LA CORRUPCIÓN
Una de las causas por las cuales
las personas “justifican” la corrupción e ilícitos similares, es porque “con lo que ganan, no les alcanza ni para el
café”. Y eso pasa no solo en Venezuela. Ocurre en muchos países del mundo
donde las personas deciden salirse del camino de valores para ingresar en el
mundo de lo ilegal. ¿Acaso hay alguna fórmula para que esto no suceda?
NO GRACIAS,
YO TENGO.
Una vez, estando en casa de mi tía en Italia, ésta
sostenía una conversación con mi abuela hablando sobre la hija de una vecina
que había obtenido un excelente trabajo (por el entusiasmo, se veía que era
el más codiciado). Fue tanta mi curiosidad que pregunté donde estaba trabajando. “En un banco” fue la respuesta que me dio mi tía. Sorprendida, me
incluí en la conversación y pregunté si había entrado en algún cargo gerencial
y me dijeron que no.
Cuando supe a qué cargo se refería, no podía dar
crédito: la chica había ingresado como “cajera”. Al ver mi rostro atónito, mi
tía explicó que allí, el cargo que mejor se pagaba era ese “para
evitar que la persona cayese en la tentación de tomar dinero ajeno para sí”. En
ese momento, valoré al máximo la honestidad de los cajeros venezolanos.
Esa era la manera como allí incentivaban la
honestidad en la persona, por cuyas manos, más dinero ajeno pasa diariamente.
UN TOQUE
DE EXCELENCIA
Hace unos años atrás, tuve el
privilegio de trabajar en la línea aérea venezolana AVENSA. Para ese momento, esa aerolínea estaba empezando a abrirse
a destinos en el exterior y estaba realizando muchos cambios encaminados a
darle sentido a una frase importante para ellos: La Excelencia en el Servicio.
Para nosotras como aeromozas,
esas 5 palabras eran ley. Más allá de los inconvenientes que se nos pudiesen presentar,
nos esforzábamos al máximo para
lograr que los pasajeros viviesen una agradable experiencia de viaje.
Y así como nosotros, pasaba con
muchas otras áreas de la empresa. En ese tiempo, AVENSA se había transformado en una línea aérea sólida dentro del
mercado aeronáutico venezolano y los contratos colectivos tenían muchos beneficios laborales para los trabajadores.
Esos beneficios nos permitían centrarnos en nuestro trabajo y dar lo
mejor de nosotros para que la empresa creciese porque sabíamos que, al crecer
ella, también nosotros crecíamos.
No era un trabajo, era estar en casa donde compartíamos
como “la gran familia AVENSA”; ese eslogan publicitario que, para
nosotros, se convirtió en un sentir real tan fuerte que, aún hoy día, nos mantiene juntos más allá de las distancias.
LOS TESOROS DEL TRABAJADOR
En su libro “7 hábitos para la gente altamente efectiva” Stephen Covey expone lo
siguiente: Hay dos cosas que pone el trabajador cuando se siente parte de la
empresa, que sobrepasa cualquier valor monetario: Su mente y su corazón. A través de su mente crea soluciones, ideas,
proyectos para que la empresa pueda crecer y consolidarse. A través del
corazón, pone su pasión en todo lo que hace para que el resultado sea excelente.
Esa es la inversión que cualquier
trabajador puede sumarle a una empresa en la cual se sienta parte importante de
la misma. Hacer su trabajo con pasión, con alegría, con gusto, dando lo mejor
de sí porque siente que esa “también es su casa”. Eso es lo que se define como “gente
con mística” y puede llegar a ser el activo
más valioso que tenga cualquier negocio.
Si a eso se le suma que se le
reconozcan sus méritos y que la gratificación en beneficios que reciba, le permita
brindar tranquilidad y calidad de vida a su familia, el resultado será una persona comprometida, honesta, con
alto sentido de su valor y con gran ética profesional en lo que hace,
reforzándose la escala de valores positivos dentro de ella.
LEVANTANDO EL EDIFICIO
Cuando una persona crea un
negocio, su "lógica" primera intención es ganar
dinero a través de este. Si no es algo que pueda hacer solo, se hace inevitable
la contratación de personal para llevar a cabo todo lo que se requiere para producir.
En este punto es importante tener
en la mente que un trabajador que se sienta respetado, valorado por su trabajo,
por sus méritos y reciba unos beneficios laborales que le permiten velar por
los suyos, crecer profesionalmente y tener calidad de vida, establecerá una fidelización a la organización que la
hará crecer sin precedentes.
CUANDO TODOS GANAN
En tal sentido, la conclusión es
sencilla: Para poder erradicar la corrupción e ilícitos similares, lo más
básico es que todas las personas tengan
sus necesidades básicas cubiertas para poder desarrollar sus actividades de
manera normal y con buena actitud.
Si la persona se siente valorada
y respetada, estaremos frente a un
individuo con una autoestima y una escala de valores tejiéndose en su ADN
de manera sólida.
Una persona con esos elementos en
su vida, con posibilidades de crecer dentro de la sociedad donde hace vida, no necesita incurrir en hechos ilícitos
puesto que sus valores se transforman en el semáforo que diferencian el paso
correcto del erróneo.
Al pasar esto, el individuo de
manera automática se aleja de acciones negativas que lo involucren, ya sea propiciándolos
o siendo víctima de ellos. En ese momento, al “no haber clientes que compren la
mercancía” la corrupción pierde su
sentido y desaparece.
@trabajandocondios
Excelente artículo, fundamentado en la experiencia exitosa. La corrupción es un flagelo social y lo que expones es viable y plausible, pero mientras llegamos a ello sería conveniente aplicar la ley. Saludos, gran aporte.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu opinión Damarys. Pienso que todo lo vivido acá en Venezuela, nos puede llevar a ese cambio. Ello demostraría nuestro crecimiento ciudadano de una manera muy sencilla. Estoy de acuerdo contigo con lo último que expresas: "mientras llegamos a ello sería conveniente aplicar la ley". Gracias de nuevo por tus palabras.
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