El aprendizaje de un país: Lección 1
ROMPIENDO EL PARADIGMA
DE LA EDAD LABORAL
DE LA EDAD LABORAL
En nuestro
país, muchas personas valiosas se quedan fuera del mercado laboral, a la
hora de postularse, debido a su edad. En las solicitudes de empleo es común
conseguir que el tope de edad, para los aspirantes, sea 35 años. Con los cambios que se han suscitado en el país en los últimos años, ¿es la “edad limitativa” una buena
praxis empresarial en la Venezuela de hoy día?
SE SOLICITA PERSONA DE 20 A 35 AÑOS
Desde
hace muchos años la tradición en Venezuela, a la hora de buscar personal para laborar,
es descrita -en igual o menor medida- con estas palabras: “Se busca joven para
trabajar, edad entre 18 y 30 años,
con experiencia en el área”.
En
la Venezuela actual hay ciertas situaciones que han cambiado y que traen a su
vez, consecuencias directas en lo que respecta a la contratación
de personal con esas características.
Por
un lado, la situación social que se vive en el país ha llevado a una emigración sin precedentes del talento
humano, especialmente de jóvenes que buscan en otras fronteras,
oportunidades que sienten que no encontrarán aquí.
Por
otro lado, gran parte de la población joven que permanece en el país está
desertando de sus estudios, sea para trabajar y ayudar a su familia o para no ser
una carga. En simultáneo, se está creando un fuerte problema educativo con el éxodo docente que se está
presentando en las instituciones educativas, que altera el normal desarrollo de
la enseñanza impartida. Ambos panoramas, afectan directamente al estudiante en
su formación profesional.
Adicionalmente,
en los últimos años, la calidad de la educación media ha descendido debido a
las políticas públicas educativas que se enfocan en darle una mayor prioridad a
la cantidad de alumnos aprobados en detrimento
de la calidad de los conocimientos adquiridos por estos. De allí que muchos
llegan a niveles de educación superior presentando graves fallas en aspectos
básicos como redacción, ortografía, pensamiento analítico y crítico, entre
otros.
VOLTEANDO LA MIRADA
Ante
este panorama algo desalentador, entra otra pregunta en escena “Si esto sucede en la Venezuela actual, ¿qué podemos hacer, a nivel laboral, a la hora de solicitar personal?”
En el
país existe una gran población de personas
mayores de 35 años, que poseen experiencia, interés y habilidades para
desempeñar un trabajo. En su mayoría, son personas claras de lo que quieren y
con un grado de madurez que les permite asumir, con responsabilidad y
profesionalismo, el trabajo encomendado.
Son personas
que tienen el tiempo disponible para una
actividad laboral puesto que ya estudiaron, ya tuvieron hijos, sacaron
adelante a su familia y desean desarrollar su parte profesional para la cual se
formaron o tienen experiencia.
Entre
el rubro de personas adultas, se encuentran muchos “jubilados” con un conocimiento
valioso, quienes pueden aportarle mucho al país hoy día. Muchos de ellos tienen hasta dos o tres
carreras, especializaciones, maestrías, postgrados y hasta doctorados lo cual
puede traducirse en un capital humano de
alta calidad profesional.
También
se encuentran aquellos que, pese a que tuvieron limitaciones de estudio, han perfeccionado
una serie de destrezas en diferentes áreas que les permite desarrollarse con éxito
en las mismas. En todos los casos, por
su experiencia previa comprobada, no
requieren grandes inversiones en capacitación dentro de las áreas que
dominan.
EL FALSO OBSTÁCULO
Un ejemplo de cómo la edad no limita lo viví en
casa. Cuando mi padre tenía 50 años
estaba considerado como uno de los mejores vendedores de maquinarias de
imprenta que tenía el país. Con excepción de Caracas y el Zulia, todos los
periódicos del país le compraron a él las maquinas tipográfica que requerían para publicar sus ejemplares.
Cerca de los 60 años, inspiró a un amigo para quien trabajaba a que modificara
el ramo de su imprenta para crear esos pequeños folletos de indicaciones que
poseen los medicamentos en el interior de sus cajas. Como buen vendedor, logró conseguir a los
laboratorios farmacéuticos más grandes de Venezuela, en su momento, como
clientes.
A
los 70 años, estando convaleciente
de la vista, aún seguía realizando un trabajo efectivo con sus clientes desde
la casa. Prácticamente estuvo activo trabajando, hasta que falleció a los 78
años de edad.
TAN SOLO UN NÚMERO
Así
como mi padre, existe un capital humano altamente valioso en nuestro país, con ganas de aportar su esfuerzo y
conocimiento, que está esperando a ser tomado en cuenta.
Este
tiempo que vivimos es para aprender, para hacer cosas diferentes que nos lleven
a obtener otros resultados, a crecer como país. Es una oportunidad única para romper el paradigma de los límites de la
edad en los perfiles laborales, para abrirse a la posibilidad de tener en
el equipo de trabajo, a profesionales de altura de 40, 50 o 60 años o más, que
le sumen con sus conocimientos y experiencia a las organizaciones.
Hace
años alguien me dijo “la edad es sólo un
número”. No hagamos de ese número un limitante para el acceso laboral de un
capital humano valioso que quiere y puede, seguir sumándole al crecimiento y
progreso de nuestra nación.
@trabajandocondios
Muy bien planteado el tema que recoge la realidad nacional e invita a repensar posturas.
ResponderEliminar"repensar posturas"... esa es la palabra exacta. Un abrazo!
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